sábado, 7 de diciembre de 2013

Gatos, siempre gatos

Cuentan las lunas que milenios atrás dos príncipes enamorados fueron encerrados en sus respectivos castillos con el fin de que jamás pudieran consumar su amor. Todas las noches Melisthe rogaba a la luna que le juntara con su amado, y aunque la luna la escuchaba cada noche, los amantes seguían separados.
Pese a la distancia su amor no flojeaba ni un ápice y cada día crecía más y más. Una noche la luna decidió enviar una gata blanca a la princesa en cuyo lomo la joven escribió con tinta negra un mensaje a su amado. La gata corría de un castillo a otro y en cada visita los amantes escribían con tinta negra un nuevo mensaje de esperanza y amor.

Tanto escribieron que el pelaje del animal se volvió totalmente negro y su cuerpo empezó a hincharse hasta que un día dio a luz siete pequeños gatos negros como la más hermosa de las noches. Siete pequeños gatos hijos del amor imposible, el sufrimiento y la esperanza.